martes, 25 de mayo de 2010

El Silencio de la Bulla

El Waraira Repano o El Avila debe haber inspirado desde La Creación. La Montaña y La Sultana a sus pies a mi también me inspiraron y por eso escribí para ti:
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El Silencio de la Bulla
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Anoche,
bajando de la montaña sin abrir los ojos,
pensando en la pureza, es decir en ti,
logré sentirte, en la soledad del silencio;
imaginé que en nave celestial estaba.
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Fue la quietud maravillosa,
un silencio para meditar y para orar,
para pedir por ti.
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En aquella paz sentí tu mirada,
sentí tu respiración,
sentí e calor de tu piel y la mía.
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No sólo oí tu voz, la pude palpar;
me acarició tu aliento en el frío de la noche.
Sentí el palpitar de tu corazón;
también al mío decirle al tuyo,
estamos juntos aquí.
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El susurro del viento lo sentí
como caricia en mi cara,
pensé en tus manos; desperté.
Vi una ciudad con miles de luces,
miles de calles, pero no sentí su sonido, su bulla.
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Di gracias mil veces que aunque no estabas,
mi yo profundo te acarició, te sintió;
te amó solitario,
en silencio
en la quietud lejana de la ciudad que vive.
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